A pesar de que el término “Paleo” se está imponiendo en medios de comunicación, blogs y librerías debido a la salud mejorada que experimentan quienes llevan este estilo de vida, la realidad es que podríamos llamarlo por otros nombres: Primal, Comida Real, Cazador-Recolector o Ancestral, por poner unos ejemplos.
Cualquiera que sea el nombre que escojamos, esta forma de alimentarse es sencilla: imita a nuestros antepasados, que padecían menos enfermedades crónicas que las poblaciones modernas. Evidentemente esto no significa que vayas a recrear el panorama alimentario de un hombre de las cavernas; los alimentos de los que disponemos hoy en día, así como nuestro entorno son muy diferentes a los de nuestros antepasados y por ello debemos adaptarnos y beneficiarnos de la información y herramientas que nos proporciona la cultura moderna.
Este estilo de vida simplemente trata de:
- Comer alimentos enteros que aportan un mejor combustible para nuestro cuerpo.
- Evitar comida industrial procesada, refinada y pobre en nutrientes (calorías vacías). Esto significa evitar grasas trans, aceites de semillas, cereales (especialmente los que contienen gluten), azúcar refinado y lácteos pasteurizados.
Muchas personas piensan que comer de esta manera es difícil y restrictivo, pero no es así. Quizás al principio se necesite un período de ajuste, pero se trata sencillamente de eliminar alimentos que no fomentan la salud.
Aún así, adaptarse a este modo de alimentación puede resultar desconcertante, pero una vez hayamos abordado los elementos básicos, debemos ir más allá y personalizar el plan según nuestras propias necesidades. La regulación del azúcar en sangre y mantener una correcta función digestiva son dos aspectos fundamentales. Hay que comprender que este estilo de vida y alimentación no trata de un enfoque universal, todos somos diferentes y tenemos distintas necesidades, pero lo que sí es cierto es que es una forma de alimentarse apropiada para todos los seres humanos, así que todos podemos encontrar un plan idóneo para nuestro caso.
Principios básicos
Es importante comprender los principios básicos que hay detrás de esta forma de alimentarse, para luego ser capaz de hacer las modificaciones que se ajusten a las necesidades específicas de cada persona. Es fundamental entender que esto no es una prescripción dietética, ni la típica dieta con sus reglas grabadas en piedra, sino una plantilla que se debe adaptar de manera individual.
Consume alimentos enteros
Si un alimento no está en su forma entera natural, lo más seguro es que ese producto haya sido refinado y no sea una opción ideal. Al consumir los alimentos tal y como te los suministra la naturaleza, estás promoviendo salud, curación e inmunidad a futuras enfermedades.
Evita comidas procesadas y refinadas
Se incluyen los aceites industriales de semillas (maíz, girasol, sésamo, soja, etc.), azúcar refinado y edulcorantes artificiales (especialmente el jarabe de maíz alto en fructosa), cereales y productos lácteos pasteurizados. Si algo necesariamente tiene que pasar por una fábrica antes de convertirse en un producto comestible, deberías replantearte si realmente se trata de comida de verdad.
Come para mantener una correcta función digestiva
Hay que determinar los alimentos que no tolera nuestro cuerpo y dejar de consumirlos. Hay personas que son capaces de tolerar los productos lácteos, o la ocasional comida con cereales, pero cuando experimentas síntomas de intolerancia, esa es la forma que tiene tu cuerpo de decirte que estás alterando tu digestión.
Y es fundamental no hacerlo, ya que la capacidad de luchar contra dolencias crónicas e incluso agudas, comienza en el sistema digestivo – entre el 60% y el 80% del sistema inmunológico se encuentra aquí. Si nuestro sistema digestivo está constantemente irritado, estamos preparando el camino a un sistema inmune deprimido en el resto del cuerpo, lo que puede dar como resultado desde alergias estacionales hasta problemas mucho más graves de tipo inflamatorio y auto-inmune.
Come para mantener una correcta regulación del azúcar en sangre
El tiempo que se tarda en volver a tener hambre después de una comida y cómo nos sentimos al aproximarse la siguiente son señales clave de la manera en que se controlan nuestros niveles de azúcar en sangre. Si tenemos hambre y estamos comiendo cada dos o tres horas y nos sentimos temblorosos, con debilidad o desfallecidos al llegar la hora de nuestra siguiente comida, lo más seguro es que no estamos ingiriendo nuestro alimento en la proporción adecuada para nuestro cuerpo. Si averiguamos cuánta proteína, grasa y carbohidratos “buenos” deberíamos de consumir, esto nos ayudará a mantener bien equilibrado el azúcar en sangre durante la jornada y nos permitirá comer aproximadamente cada seis horas, sin sentir ningún tipo de malestar.
Fuente: http://www.evamuerdelamanzana.com/acerca-de/que-es-paleo/
PILATES PUEBLO NUEVO
Un comentario sobre “Mundo Paleo”