El término súperalimento empezó a escucharse alrededor de los años noventa, y poco a poco, ésta tendencia mundial se ha popularizado y su uso es bastante común en los medios y redes, si bien la RAE no lo reconoce aun como entrada, trataremos de hacer una definición.
El súperalimento, es una categoría especial de alimentos no procesados naturales (semillas, tubérculos, raíces secas, hierbas, algas) y que se consideran como tales debido a que en pequeñas cantidades contienen una densidad enorme de nutrientes, además de pocas calorías.
Además, son una excelente y eficaz forma de nutrir y desintoxicar nuestro cuerpo e ideales para prevenir o tratar enfermedades, mantenerse en forma y fortalecer el sistema inmunológico gracias a que su alto aporte en nutrientes, antioxidantes, vitaminas, minerales y enzimas de muy fácil absorción.
La quinoa es considerado como el superalimento por definición, y lo es debido a la cantidad de beneficios que otorga. En los últimos años su consumo se popularizó y hoy se puede encontrar en todos los supermercados.
Se trata de una pequeña semilla que proviene de los Andes, pero con características propias, al poder consumirse como un cereal y no serlo realmente , se le ha puesto la etiqueta de pseudocereal.
Si comparamos la quinoa con la mayor parte de los cereales, esta contiene muchas más proteínas y grasas, aunque estas últimas son en su mayoría insaturadas, destacándose la presencia de ácidos omega 6 y omega 3. Respecto al aporte calórico, la quinoa es semejante o levemente superior a un cereal, pues contiene menor cantidad de hidratos.
La quinoa al poder emplearse como un cereal, es especialmente beneficiosa en la dieta de personas celíacas, ya que no contiene gluten.
Asimismo, por su alto contenido en fibra y su mayor aporte proteico respecto a los cereales, la quinoa tiene un bajo índice glucémico, lo que la vuelve ideal para personas con diabetes o que desean adelgazar comiendo sano.
También es de gran ayuda para controlar los niveles de colesterol en sangre, ya que su fibra y sus lípidos insaturados favorecen el perfil lipídico en el organismo.
Su uso es similar al del arroz, aunque cabe destacar la importancia de hacer un lavado previo de las semillas bajo el agua, de manera que se quite la capa de saponinas que recubre las semillas y que de quedarse allí, aportaría un sabor amargo.
Debemos tener cuidado dada la pequeñez de la semilla y podemos hacer esta operación sobre un tamiz. No debemos remojar, sino lavar y enjuagar.
Posteriormente hervimos tal como si fuera arroz, por espacio de 15 a 20 minutos o hasta que se abra la semilla. Colamos y listo para usar.
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